Este viernes 13 de diciembre se ha estrenado la esperada El Hobbit, La Desolación de Smaug, segunda parte de la trilogía dedicada a esta novela, diridiga de nuevo por el neozelandés Peter Jackson, quien también participa en el guión, junto a Guillermo del Toro, Fran Walsh y Phillipa Boyens.
En esta segunda parte de la adaptación de la obra de J.R.R.Tolkien, nos encontramos en el mismo punto en que dejamos al grupo de enanos y a Bilbo, huyendo de los orcos, y nos vamos a adentrar en escenarios como son el Bosque Oscuro, el reino de los Elfos del Bosque y la Ciudad Del Lago, al pie de la Montaña Solitaria. En este aspecto, el trabajo visual en esta película es espléndido de nuevo, con paisajes espectaculares que sacan todo el partido de la belleza natural del país. Partido que también se saca con el 3D que permite hacer unos planos magníficos.
Esta segunda parte supone un paso adelante dentro de la acción. Aquí ya nos encontramos de lleno dentro de los acontecimientos y el viaje de los enanos y Bilbo se vuelve una constante huída, llena de obstáculos. Es por este mismo motivo que La desolación de Smaug resulta una película más entretenida y espectacular que Un Viaje Inesperado. Las escenas de acción, que sobretodo se concentran en la primera parte de la película, resultan espectaculares, tanto por lo que pasa en ellas como por como estan rodadas, sobretodo la lucha con las arañas del bosque y la huída en los barriles. Como espectacular es el encuentro entre Bilbo y Smaug, en las ruinas de Erebor.
El final de la película, aunque lógico, resulta muy frustrante, ya que termina en un gran cliffhanger, que deja todo en el aire, y en el momento más inoportuno, creo que por culpa de esa reconversión que hizo Peter Jackson en su día de dos películas a tres, con lo que la sensación de frustración al final del metraje es inevitable.
Como ya ocurría en El Hobbit, Un Viaje Inesperado, aquí el verdadero protagonista de la historia vuelve a ser Thorin Escudo de Roble y su búsqueda de la mítica ciudad de los enanos, Erebor, y del dragón Smaug. Martin Freeman vuelve a demostrarnos que ha sido una gran elección para interpretar a Bilbo, y le da a su personaje los toques de comedia justos. Hay que decir que siendo esta nueva trilogía del Hobbit más ligera en tono que la trilogía de El Señor De Los Anillos, la presencia del Anillo íšnico empieza a hacer mella en el carácter del pequeño hobbit, algo que sin duda va ha tener mayor relevancia en la última parte Partida Y Regreso.
Del resto de reparto, del que la gran mayoría ya aparecían en la primera parte, a Ian McKellen lo podemos disfrutar menos, pues su trama es bastante secundaria, aunque de mucha importancia argumental. Y de los nuevos, tenemos el regreso por todos conocido de Legolas, que en esta ocasión, irá acompañado en sus aventuras de Tauriel, personaje interpretado por Evangeline Lilly, personaje que en el libro no aparecía, pero que Jackson lo utiliza como representante de la raza de Elfos del Bosque. Si la incursión de dicho personaje inventado es acertada o no en la película será al gusto de los fans, pero para mí resulta un personaje nada molesto y que mejora mucho el papel que tenía Liv Tyler de Arwen en la trilogía anterior.
En resumen, El Hobbit: la desolación de Smaug me ha resultado una película mucho más entretenida y espectacular que su predecesora, Un Viaje Inesperado, y por su abrupto final, la espera hasta el mes de Diciembre del año que viene 2014 va a hacerse muy larga.
Tiene su propio blog sobre cine y series: Aquesta és la meva opinió. Co-directora del podcast Atmósfera Cero.


La verdad es que estuve esperando esta película todo el año y tenía una gran expectación. Soy muy aficionado de tolkien desde mi infancia y disfruté mucho la primera película del hobbit «un viaje inesperado», tanto como de la trilogía del señor de los anillos, si bien para mi, la trilogía salío bien, porque esta subida a hombros de gigante, y por encima de todo el Señor de los Anillos siempre será una novela, más que una película. Sin embargo está última película «la desolación de Smaug», me parece la más floja de las que ha hecho Jackson; floja, porque pierde solidez narrativa, cuando adquiere rasgos excesivos de acción, y al final, parece que estás viendo un videjo juego- la escena del dragón empieza muy bien, pero termina como una escena de persecución que va perdiendo tensión por momentos, con un dragón excesivamente charlatán. Pero sobre todo floja, por el inmerecido y abusivo protagonismo de los elfos y concretamente del personaje de legolas, y su intérprete Orlando Bloom, que acaparan con escenas de acción que tiran por la borda la tensión de la película. Además la escena romántica de la elfa con el enano, pues bueno, me parece honestamente, meter elememos del triangólo amoroso en plan «crepúsculo» en una historia de tolkien -vamos, un absoluto despropósito, con intereses espurios comerciales. En conclusión, cuando la narración empieza a desviarse del libro, sólo para que el maldito Orlando Bloom se luzca y meter algo de romanticismo, la película se convierte en un pastiche infantiloide sin solidez narrativa, que pierde la tensión y traiciona totalmente el grandísimo legado narrativo que nos dejó tolkien, y que hasta ahora Jackson más o menos, ha respetado. Y ya para terminar, y a modo desahogo, la única escena en que Légolas, recibe una hostia de uno de los orcos más malos -Bolgo- me dieron ganas de levantarme en medio del cine y aplaudir.