Parece que el género zombi está de moda, y no sólo en cine, donde ha gozado de una longeva y bastante fructífera no-vida a lo largo de los años. En los últimos tiempos parece que ha conseguido dar un salto a la pequeña pantalla, con bastante éxito de público en el caso concreto de The Walking Dead. Pero otros proyectos están surgiendo explorando otras posibilidades de este sub-género sobrenatural.
In The Flesh es el primer trabajo de Dominic Mitchell para la televisión. Una aproximación al mundo de lo zombi desde el punto de vista de un adolescente que vuelve a su pueblo de origen. Es en una Inglaterra post-apocalíptica, tras un «alzamiento» zombi, en la que Kieran Walker (sí, Walker) ha estado confinado, con muchos otros, en una instalación gubernamental en la que tras una exhaustiva rehabilitación y medicación deciden mandarle de vuelta a casa para reintegrarse en la sociedad. Y es que, por si no lo habíais intuido, Kieran es un zombi. O, mejor dicho, una persona afectada por el «Síndrome de los Parcialmente Fallecidos».
Cuando vuelve Kieran a su Roarton natal tendrá que lidiar con diversos problemas. Siendo el más amenazante que esta pequeña localidad inglesa fue el germen de una de las principales herramientas de lucha contra el alzamiento de los muertos: la Fuerza Voluntaria Humana, una milicia paramilitar formada por la población civil para combatir la amenaza zombi. En este pueblo la desconfianza en el gobierno y sus planes de reinserción de los no-muertos en la sociedad, un párroco que transmite un mensaje relacionando una visión diabólica con todo lo que tenga que ver con los «podridos» y las secuelas de un enfrentamiento cruento en el que se perdieron muchas vidas hace que todo lo que recuerde a los zombis sea tratado con rechazo. El rechazo será uno de los temas constantes en la serie, personificado en Kieran que se encuentran en un pueblo que no le quiere por lo que es; el propio rechazo que siente hacia él mismo porque cada vez va teniendo más recuerdos sobre cuando se encontraba «rabioso» y asesinó alimentándose de otras personas; y su familia, que a pesar de la supuesta alegría de su vuelta no es capaz de aceptar no sólo que ha vuelto y está entre ellos, sino que tampoco ha superado todavía las circunstancias de la muerte de Kieran, que se van a ir descubriendo poco a poco.
También la serie aprovecha para explorar algunas otros temas. A veces con un tono macabro y con humor negro. Pero que quedan algunos incompletos debido a que los tres episodios de los que consta la serie no dan para explorar mucho más y parecen el germen para desarrollar otras historias más adelante en una supuesta continuación (a día de hoy no hay noticias sobre si el canal BBC Three va a encargar más capítulos, pero espero que así sea). Estos temas incluyen las relaciones afectivas, y sexuales, que surgen en un mundo donde coexisten vivos y zombis conscientes, y sus connotaciones necrófilas; la existencia de un profeta en Internet que parece que quiera erigir un culto en torno a los zombis; o la ignorancia que hay en torno a los zombis, en la que la gente da más veracidad a la ficción de las películas sobre zombis que todos hemos visto que a los hechos que transmite el estado. Y aunque algunos temas tienen ciertas conclusiones en su medida otros se quedan francamente cojos, además de quedar abiertas ciertas preguntas que no llegan a abordarse como cuál fue la causa del alzamiento o qué interés puede tener el gobierno en reintegrar a los zombis en la sociedad.
Pero sobre todo la serie se centra en el drama familiar de Kieran, en la negación de su padre a darse cuenta de su estado, sus encontronazos con su hermana (que pertenece a la Fuerza Voluntaria Humana), su reencuentro con un amigo de infancia, y el torrente de sentimientos que debe superar al intentar recuperar una vida normal, en una especie de segunda oportunidad, que se antoja imposible.
En su conjunto In The Flesh es una serie muy recomendable, con un giro muy interesante al cambiar el punto de vista al no-muerto y sobre todo por ser un escenario post-zombi en el que la humanidad ha sobrevivido, pero en el que los problemas no han terminado. Contiene una crítica social muy acusada y mantiene un buen ritmo gracias a su problema de que sólo dura tres episodios. Problema porque hay tramas que devienen en muy insustanciales al ser sólo el apunte de algo a desarrollar, y esto es un gran un debe, sobre todo si afrontas el visionado creyendo que es una miniserie. No se explora tanto la temática inherente al género, pero muestra para mi una visión fresca, en la que se sigue visitando algunos de los puntos comunes de la temática zombi pero llevándolos un paso más allá en cómo sería el mundo después del apocalisis, en la mayoría de los casos con éxito.