[Autoría: Ricard Cucurull]
Tim Fehlbaum rompe con el tópico del cine alemán lento y sesudo. Con Hell ha construido una opera prima efectiva, dinámica y profesional. Merece una matrícula en ejecución pero se merece un aprobado en historia. Nada nuevo bajo el sol. Su mensaje repite los ecos de tantas otras producciones apocalípticas. La Carretera, Mad Max, incluso la Matanza de Texas corren tras un guión que tropieza de nuevo con la misma piedra: la humanidad perece por su propia naturaleza. Aquí no se salva ni Dios, el estado y la ley son lo único que nos llama a levantarnos cada día que lo sepáis. Si el orden social se desmorona, el individuo sacaría esa bestia reprimida que lleva dentro. En otras palabras, si no matamos al pesado de al lado en el metro es por el miedo al talego, porque si no… No me toques las palmas que me conozco.
Y al final, de nuevo la esperanza recae en la mujer. La heroína en esta ocasión saca su nombre del nuevo testamento. María y no Eva (de Lilith ya ni hablamos) es llamada en Hell a poner las cosas en su sitio. Aunque aquí el personaje no es tan alegórico como en The Divide, aquí es más mundana, más real.
Tim Fehlbaum presentó su película en el Festival y nos aclaró las cosas. Hell también esconde un juego de palabras que puede pasar desapercibido para aquel que no sepa alemán. En alemán significa «brillante, deslumbrante», aunque se escribe como el infierno inglés. Así que el infierno sale a la luz. El brillo ciega y cualquier virtud puede pervertirse cuando la realidad nos fuerza a decdir. Fehlbaum avisa, si ponemos cualquier valor pon encima de todo vamos directos al horror. En este caso se trata de poner a la familia por encima de todo. Cuidado con el amor de madre…
Aficionada al cine fantástico y de terror.
Creadora y coordinadora del blog Fantascine y codirectora del podcast sobre cine fantástico, ciencia ficción y terror Atmósfera Cero.