No me gusta hablar de los Goya, de la misma manera que no me gusta hablar de los Oscars, premios que considero totalmente politizados, injustamente publicitados y plagados de incongruencias. Sin embargo, este año ha habido un premio, que es más un reconocimiento, que me gustaría destacar: el Goya Honorífico otorgado a Jess Franco – Jesús Franco – como reconocimiento a su carrera. No siempre fue un director valorado, por el tipo de cine que hacía (y aún hace) y por su manera de trabajar (ha llegado a realizar en ocasiones hasta 7 películas en un año, reaprovechando el reparto, el dinero sobrante de un proyecto anterior y hasta a veces parte del mismo material filmado), pero no le faltaron productores fuera de España y un amplio público fiel. Jess Franco se convirtió pronto en un director de culto y un referente para la serie B, con miles de seguidores, como decíamos, en todo el mundo. Ahora, con más de 50 años de carrera y unas 200 películas en su haber, ha recibido otro merecido reconocimiento, el de sus colegas de profesión, porque el del público ya hace tiempo que lo tiene. Sinceramente, dudo que le hiciera falta, pero me alegro.
Aficionada al cine fantástico y de terror.
Creadora y coordinadora del blog Fantascine y codirectora del podcast sobre cine fantástico, ciencia ficción y terror Atmósfera Cero.
Es lo único que he visto de la gala, el momento en que le entregaron el premio a Tio Jess. Me hizo ilusión, pero también me provocó cierto resquemor. Jesús Franco no se puede decir que haya sido un tipo muy bien tratado por la industria cinematográfica española. Me dio la impresión de que alguien estaba expiando sus culpas y lavando su conciencia… De todas formas Jesús Franco se lo merece.
Saludos
Totalmente de acuerdo, Almas Oscuras. Como decía, dudo que realmente le hiciera falta, visto los miles de seguidores que tiene en todo el mundo y que nunca ha tenido problemas en hacer el cine que ha querido y como ha querido, almenos en apariencia, pero imagino que, después de tanto tiempo, recibir por fin el reconocimiento y el respeto de sus compañeros de profesión, debe haber sido muy gratificante para él.